Más allá de ser simples obstáculos para los conductores, los reductores de velocidad son herramientas esenciales para controlar el tráfico y mejorar la seguridad en las vías. Sin embargo, a la hora de seleccionar el reductor ideal para tu proyecto vial, la diversidad de diseños y materiales disponibles exige conocer sus especificaciones para garantizar la elección óptima.
En este artículo de Tussan, te explicaremos las características técnicas de los principales tipos de reductores de velocidad vial. Evaluaremos su desempeño en términos de eficiencia, durabilidad y seguridad. Asimismo, hablaremos de las consideraciones normativas y las mejores prácticas para su instalación y mantenimiento.
¿Qué tipos de reductores de velocidad existen?
La diversidad en reductores de velocidad responde a la necesidad de adaptarse a diferentes condiciones viales y volúmenes de tráfico. Cada tipo tiene su propio diseño y aplicación, lo que hace que algunos sean más adecuados para determinados entornos que otros.
A continuación, te describimos los tipos más comunes, sus características técnicas y principales aplicaciones:
Topes
Los topes son uno de los tipos de reductores de velocidad vial más comunes. Suelen estar fabricados en concreto, asfalto o goma, con un diseño que eleva la superficie de la vía para generar un cambio abrupto en la conducción, obligando a los vehículos a desacelerar a límites seguros (generalmente entre 10-20 km/h).
Los topes deben ser altamente visibles, contando frecuentemente con marcaciones reflectantes o recubrimientos de pintura termoplástica para garantizar su detección tanto de día como de noche.
Además, los topes de forma trapezoidal o redondeada permiten una transición directa en la superficie del pavimento, generando un impacto moderado pero efectivo en el vehículo. En términos de aplicación, son esenciales en zonas urbanas, entradas de estacionamientos y caminos con alto tránsito peatonal.
Reductores de velocidad tipo cojín
A diferencia de los topes tradicionales, los reductores tipo cojín están diseñados para disminuir la velocidad vehicular de manera menos agresiva. Esta característica permite que vehículos más anchos, como autobuses o camiones de emergencia, pasen con menor interferencia. Por otro lado, los automóviles más pequeños deben reducir su velocidad frente a este cojín, logrando así un equilibrio entre seguridad y eficiencia de tránsito.
Estos reductores son ideales para vías con tráfico mixto, donde se busca controlar la velocidad sin generar molestias excesivas a los conductores. Su instalación es rápida y versátil, con módulos que se pueden ajustar o retirar fácilmente si es necesario. Además, ofrecen resistencia a las condiciones climáticas y al desgaste vehicular.
Reductores de velocidad tipo “lomo de burro”
Los reductores de velocidad tipo “lomo de burro” son dispositivos de elevada curvatura y pendiente inclinada, que genera una desaceleración drástica al cruzar sobre él. Su diseño permite que los vehículos reduzcan la velocidad a rangos muy bajos (usualmente entre 5 y 15 km/h), lo que minimiza el riesgo de accidentes en áreas críticas.
A menudo se emplean en entornos con alta densidad de peatones, como calles urbanas, zonas escolares o caminos vecinales, donde es fundamental reducir la velocidad de forma brusca.
A pesar de su efectividad, su aplicación debe planificarse cuidadosamente para evitar molestias excesivas a los conductores y garantizar un flujo vehicular adecuado. Por su capacidad para mejorar la seguridad vial y su resistencia a largo plazo, los lomos de burro son una solución frecuente en el señalamiento vial horizontal en México.
Vialetas o botones viales
Las vialetas o botones viales son dispositivos fabricados en plástico, vidrio, cerámica o metal. Estas se instalan directamente sobre la superficie del pavimento. Su principal función es guiar y delimitar carriles, especialmente en condiciones de baja visibilidad, como en la noche o bajo la lluvia.
Muchas vialetas cuentan con elementos reflectivos o incluso iluminación fotovoltaica para asegurar que sean visibles desde distancias considerables, mejorando así la seguridad en zonas de alto tráfico o curvas peligrosas.
Además de su capacidad para advertir al conductor, mediante vibración y sonido al ser pisados por los neumáticos, estos tipos de reductores de velocidad vial son altamente resistentes al desgaste provocado por el tráfico constante y las condiciones climáticas adversas. Gracias a su versatilidad, pueden emplearse tanto en líneas divisorias como en cruces peatonales, áreas de estacionamiento, o en zonas de advertencia, cumpliendo con normativas viales estrictas.
Factores a considerar en la selección del reductor de velocidad
La elección del reductor de velocidad adecuado para tu proyecto requiere un análisis detallado de las condiciones específicas de cada vía. Algunos de los factores que hay que tener en cuenta incluyen:
- Velocidad máxima permitida: esto ayuda a definir la altura y el perfil del reductor que se debe utilizar en dicha vía.
- Volumen de tráfico: dado que la cantidad de vehículos que transitan por la vía diariamente influirá en la durabilidad que tendrá el reductor. Además, su presencia impactará directamente en la fluidez del tránsito.
- Tipo de vehículo: debe considerarse el tipo de vehículos que transitan por la zona (ya sea ligeros, pesados o vehículos de emergencia), para elegir un reductor de velocidad que los obligue a transitar de forma segura sin representar riesgos o molestias a la hora de reducir la velocidad.
- Condiciones climáticas: los materiales con los que se encuentre construido el reductor deben ser resistentes a los cambios de temperatura y humedad, sobre todo, cuando se trate de ambientes con alta exigencia.
- Normativa vigente: es fundamental cumplir con las regulaciones locales y nacionales en materia de señalización vial. Por ello, hay que tomar en cuenta las normativas específicas para la ubicación en la que se planea colocar el reductor.
¿Dónde se deben colocar los reductores de velocidad?
La instalación de los diferentes tipos de reductores de velocidad vial debe ser planificada. Siempre deben tomarse en consideración las normas de tránsito y llevarse a cabo estudios de movilidad que identifiquen zonas de alto riesgo o donde sea necesario un control efectivo de la velocidad vehicular. A continuación, te describimos los lugares más comunes donde deben colocarse:
- Zonas residenciales. Al inicio de las carreteras urbanas, en las proximidades de escuelas, hospitales, parques infantiles y otras áreas de alta concentración peatonal.
- Cruces peatonales. Especialmente en aquellos con alto flujo peatonal o visibilidad reducida.
- Intersecciones. En las inmediaciones de intersecciones semaforizadas o sin señalizar, para reducir la velocidad de aproximación.
- Tramos con curvas pronunciadas o visibilidad limitada. Para alertar a los conductores sobre condiciones peligrosas.
- Bajadas pronunciadas. Para evitar excesos de velocidad al final de una pendiente.
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